Francisco Madero tomó el poder y gobernó hasta febrero de 1913. En este periodo implantó el sufragio popular y prohibió la reelección presidencial. Pero los campesinos exigían reformas económicas, y se sublevaron con Emiliano Zapata y Pancho Villa. Mientras tanto los hacendados apoyaron a Victoriano Huerta, quien le dio un golpe de estado y ordenó su asesinato. Murió a balazos el 22 de febrero de 1913, en Ciudad de México.
Lucha Política En El Porfiriato
jueves, 23 de octubre de 2014
Francisco I. Madero
Francisco Madero tomó el poder y gobernó hasta febrero de 1913. En este periodo implantó el sufragio popular y prohibió la reelección presidencial. Pero los campesinos exigían reformas económicas, y se sublevaron con Emiliano Zapata y Pancho Villa. Mientras tanto los hacendados apoyaron a Victoriano Huerta, quien le dio un golpe de estado y ordenó su asesinato. Murió a balazos el 22 de febrero de 1913, en Ciudad de México.
Porfirio Díaz

En 1855 se produjo la revolución de Ayutla, en la que tomó las armas, uniéndose en la mixteca al general José María Herrera. Así inició su carrera militar, el 22 de diciembre de 1856 era capitán de infantería de la Guardia Nacional. Participó en tres guerras: la Guerra Mexicano-estadounidense (1846-1848); la guerra civil (1858-1860) entre liberales y conservadores, llamada Guerra de la Reforma, en la que apoyó la causa liberal de Benito Juárez y la guerra patriótica (1863-1867) contra Maximiliano I, archiduque de Austria y emperador de México.
No alcanzó la presidencia de México frente a Juárez en 1867, ni tampoco en 1871. Después de cada derrota encabezó infructuosas rebeliones militares, mediante las que pretendía alcanzar el poder. En el año 1876 protagonizó una prolongada serie de acciones militares y derrocó al presidente Sebastián Lerdo de Tejada, asumiendo la presidencia de la República. Según la Constitución Mexicana, no podía permanecer en la presidencia durante dos mandatos consecutivos por lo que tuvo que renunciar en 1880 aunque continuó en el gobierno como secretario de Fomento. Fue reelegido en 1884 y consiguió la aprobación de una enmienda a la Constitución que permitía la sucesión de mandatos presidenciales, permaneciendo en el poder hasta 1911.
Durante su mandato, la economía de México se estabilizó y el país experimentó un desarrollo económico sin precedentes: se invirtió capital extranjero en la explotación de los recursos mineros del país; la industria minera, la textil y otras experimentaron una gran expansión; se construyeron vías férreas y líneas telegráficas; y el comercio exterior aumentó. Por otra parte, los inversores extranjeros agotaron gran parte de la riqueza del país, casi todos los antiguos terrenos comunales (ejidos) de los indígenas pasaron a manos de un pequeño grupo de terratenientes, y se extendió la pobreza y el analfabetismo. Las manifestaciones del descontento social fueron reprimidas duramente hasta que se produjo la Revolución de 1911, encabezada por Francisco I. Madero. Fue obligado a dimitir y a abandonar el país.
El 2 de julio de 1915 a la edad de 84 años Porfirio Díaz falleció en París.
miércoles, 22 de octubre de 2014
Objetivos del gobierno de Díaz
Pacificación
El primer objetivo de Porfirio Díaz era la pacificación del país, esta era necesaria para aumentar la economía. La población apoyaba este deseo, ya que estaba harta de la inestabilidad de los pasados años.

La pacificación costó mucho dinero y esfuerzo, pero al final se se logro.
Progreso Económico
Porfirio Díaz realmente logró que se desarrollara la economía y la infraestructura. Por ejemplo extendió la red de ferrocarriles de unos 700 kilómetros al principio de su gobierno, a unos considerables 25.000 kilómetros en 1911. La red telegráfica creció con la misma velocidad de 9000 Km en el año 1877 a 40.000 Km diez años después. Se construyeron puertos en las costas para así comerciar con el mercado mundial y desatarse de la dependencia de América de Norte. La producción de plata se quintuplicó durante el Porfiriato, la industria textil, la metalurgia y la industria aumentaron la producción, las exportaciones subieron el triple y las importaciones unas seis veces.

Las superficies cultivadas, que antes habían sido propiedad común de las comunidades (es decir, los ejidos), también se vendieron al extranjero, así que la quinta parte del suelo se pertenecía a empresas extranjeras.
La economía verdaderamente floreció, pero se acentuó demasiado una política maquiavélica, sin tener en cuenta las desventajas que esta iba a traer.
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